Elegía por el mar de emociones muertas

Una flor entre las ruinas de mis emociones

A pesar de que te conozco de hace tantos años, siento como si te estuviera conociendo a penas desde hace poco, y honestamente, me siento maravillado, igual y todo esto que siento es un accidente producto de nuestros encuentros, no se si me faltó concentración o fuerza para mantener mis emociones a raya, ¿qué se supone que se hace en esto casos? yo no se qué fue lo que cambió aquella noche, pero sentí que conecté contigo de otra forma, incluso más íntima, sentimientos florecieron en el ácido e infértil suelo de mi consciencia, y no se que hacer con ellos, por el momento los dejo recorrer mi cuerpo, y aunque me gustaría que allí se quedaran, no puedo evitar que se escapen de vez en cuando, me gusta cuando me atrevo a decírtelos, que aniden en ti, que te acaricien como una brisa que descansa en tu piel, que no molesta y pasa sin hacer mucho ruido. Eres como un nuevo rayo de sol que me alivia en el agobio del día a día. Es refrescante hablar contigo, y es tan sencillo, que no sé por qué no lo hacía con tanta frecuencia. Necesito confesarte que siempre quise involucrarme más contigo, no con un propósito romántico de primera, de hecho nunca me pasó por la cabeza, pero eras (y aun lo eres) genial, divertida y muy única, eso me encantaba, entonces y hoy en día, se que era tu amigo, pero quería ser más cercano a ti, siempre me incluías en tus amigos, pero sentía que era ajeno a tu círculo, se veían tan unidos y cool, quería ser uno de ellos, comer contigo, ir de aventuras, ser ese amigo a quien le cuentas cuando te pasa algo bueno, algo malo, algo interesante. Mi timidez crónica hizo que me perdiera de muchas cosas, por eos me da gusto que ahora pueda relacionarme mejor contigo. Gracias por existir querida amiga, y por quererme como me quieres y por dejarme quererte como te quiero. Cuídate mucho, las puertas de mi corazón siempre estarán abiertas para ti.