Elegía por el mar de emociones muertas

Para Nohemí

Era un día como cualquier otro en el trabajo, la flojera de la mañana y las pocas ganas de empezar mis pendientes, cuando entran a presentarme a las nuevas pasantes de enfermería, eran tres muchachas, me presenté, dije mi nombre y ellas hicieron lo propio con los suyos, nombres que olvidaría a los pocos minutos de que salieran del cuarto de toma de muestra. Bueno, al menos habrá quien me ayude los miércoles, la chica se llama Nohemí, parece una muchacha seria y aplicada, dice que le gusta la toma de muestra, eso siempre es bueno, ojalá trabajemos bien juntos, le expliqué las actividades que se hacían allí en el "laboratorio" aprendió rápido, hasta tomó la iniciativa de preparar material un día antes del día de cargas. Un día tuvimos un paciente pediátrico, iba a pasar tarde o temprano, te diste cuenta que el niño estaba nervioso y asustado, rápido te pusiste a distraerlo con los dibujos del torniquete, fubncionó un momento, procedo a hacer la punción, estaba nervioso pero ver tu cooperación me tranquilizaba, después le enseñaste tu llavero de Portgas D. Ace, cosa que me sorprendió, nunca imaginé que te gustara el anime, me emocioné mucho por dentro, teníamos algo en común, días después te acercaste a saludar, nos contamos las cosas que nos gustaban, recuerdo que las palabras se me salían solas de la boca, como pocas veces me ha pasado, que conocieras varias de los animes que me gustaban fue muy emocionante, Nohemí, me empiezas a caer bien, podemos llegar a ser buenos compañeros de trabajo. Los saludos matutinos se empezaton a hacer cotidianos, me acostumbre a que llegaras y saludaras, aun me parecías muy ajena, no estaba tan familiarizado con tu cara y con tu voz, aun no conocía tanto tu personalidad. Un día no solo llegaste a saludar, traías en tu mano un par de panecillos, me los entregaste para que los guardara, cosa que hice hasta que un par de horas después volviste y me preguntaste que por que no me había comido el mío, me sorprendió porque no esperaba que uno fuera para mi, no suelen compartir comida conmigo, fue un gesto muy amable y simpático, pudimos conversar más y conocernos mejor, nunca esperé que pudiera surgir una amistad sólida de una relación de trabajo, tal vez solo nos llevaríamos bien y ya, pero empecé a acostumbrarme a tu compañía, cuando menos lo pensé ya te estaba contando mis problemas personales, te ganaste mi confianza en tiempo record, el desayuno compartido volvería a repetirse de vez en cuando, me empezaste a platicar de tu vida, de tu novio, comencé a compartir contigo mis intereses, hacías que trabajar fuera más ameno, compartías tu tiempo conmigo a pesar de que te regañaban, me ofrecías tu carro para descansar, me ofrecías tu cobijita para protegerme del frío, ¿así se siente tener una amistad sincera? ya antes había tenido amigos pero, ¿por qué no se sentían como en esta ocasión? los días que faltabas se sentían tan largos, y me sentía tan solo, me hacías falta, te espera entrando al laboratorio, pero no llegabas, ojalá se pasen rápido los días de tu ausencia, trabajar sin ti es un martirio. Te convertiste en una auténtica amiga mía, conoces mis secretos y mis debilidades, me has visto reir y me has visto llorar, nunca me lo imaginé. No quiero que esto suene como a una despedida pero, ¿qué se dice en esta situación? ya antes he prometido ser amigo de personas que jamás volví a ver y voces que jamás volví a escuchar, tengo miedo que ya haya pasado el último día que nos vimos, el último día que desayunamos juntos, ya no estoy ahí, donde platicamos, donde desayunamos, solíamos bromear sobre ese día, como si estuviera tan lejano, un día como cualquier otro, a la una de la tarde nos despedimos como siembre, con nuestro saludo personal, sabiendo que tal vez sería la última vez que lo hiciéramos. Ahora solo se que ya no estás, tal vez debí drisfrutar más tu compañía, al menos tengo la tranquilidad de poder decirte en persona lo buena amiga que eres, una amistad como la tuya es un tesoro que pocas veces en la vida te encuentras, me siento enormemente agradecido por haberte conocido, por permitirme ser tu amigo, por escucharme y darme consejos, por incluirme en tu círculo, por enseñarme a jugar Catán, por venir hasta mi casa que queda en el otro extremo de la tuya, por hacerme un espacio en tu día e invitarme a salir con ustedes, son maravillosos, cuídense mucho, si algun día nos saludamos por última vez, quiero que sepas que siempre te recordaré como una gran amiga, de esas que pocas veces en la vida se encuentran, gracias por convertirme en tu nakama, a pesar de estar separados, siempre estaré contigo.